(first of the) two english poems

A mi querido amigo Ernesto Ortíz-Díaz, por nuestros sueños rotos


The useless dawn finds me in a desert-

street corner. I have outlived the night.

Nights are proud waves; darkblue topheavy waves

laden with al the hues of deep spoil, laden with

things unlikely and desirable.

Nights have a habit of mysterious gifts and refusals,

of things half given away, half withheld,

of joys with a dark hemisphere. Nights act

that way, I tell you.

The surge, that night, left me the customary shreds

and odd ends: some hated friends to chat

with, music for dreams, and the smoking of

bitter ashes. The things my hungry heart

has no use for.

The big wave brought you.

Words, any words, your laughter; and you so lazily

and incessantly beautiful. We talked and you

have forgotten the words.

The shattering dawn finds me in a desert street

of my city.

Your profile turned away, the sounds that go to

make your name, the lilt of your laughter:

these are the illustrious toys you have left me.

I turn them over in the dawn, I lose them, I find

them; I tell them to the few stray dogs and

to the few stray stars of the dawn.

Your dark rich life…

I must get at you, somehow; I put away those

illustrious toys you have left me, I want your

hidden look, your real smile – that lonely,

mocking smile your cool mirror knows.

 

Jorge Luis Borges

 


tortuga rosa oscuro

Puso sus manos sobre las mías. “Lo nuestro se acabó”, y salió del restaurante. Ya

en esos días antes del final, me gustaba más refugiarme en el recuerdo que en su

cama. Traer a la memoria esos momentos idealizados de cuando la conocí era

una buena manera de ignorar el fin del amor. Solo en el café abrí una novela de

Pynchon que llevo leyendo por los últimos dos años, Gravity’s Rainbow. La

novela es excelente, pero francamente, no la disfruto. Es como nadar en arena

movediza, setecientas páginas que nunca acaban, y seguir leyendo porque ahora

me dan miedo las cosas que no termino, los finales que no acabo, los fantasmas

que salen no ya del recuerdo, sino de una cajita que no cerré muy bien y que

tendrá efectos en mi futuro. Son finales horrorosos que siguen terminando.

Repetición del sentimiento de finitud. Pienso en eso mientras leo, lo que hace

que me pierda en la lectura (otra vez). El mesero pasa por mi mesa y me

pregunta si quiero algo más. Le digo que me traiga una botella de champagne

y una copa, que estoy celebrando un final. Me río anacrónicamente. Me tomo la

botella completa, salgo del restaurante, camino unas cuadras, tengo el libro en

la mano. Y me doy cuenta que hoy cené sólo, que ella nunca estuvo en el

restaurante, que han pasado años, y cada vez que un libro me acompaña a cenar,

la veo poner sus manos sobre las mías.

 

Luis Othoniel Rosa

 


a flor que és

A flor que és, não a que dás, eu quero.

Porque me negas o que não te peço.

Tempo há para negares

Depois de teres dado.

Flor, sê-me flor! Se te colher avaro

A mão da infausta esfinge, tu perene

Sombra errarás absurda,

Buscando o que não deste.

 

Fernando Pessoa-Ricardo Reis

 


white flakes

he nevado tanto, para que duermas.

Georgette Vallejo, epitafio para Cesar Vallejo

little white flakes

grandes ojos negros.

pupilas como hoyos

pestañas

que me atrapan

entrepiernas a tu imagen

enlazadas.

 

white flakes

grandes ojos negros.

flocos

entre bloques entre choques

apresada.

y ese frío

que no viene de afuera

asiéndome al silencio

de una espera.

 

si only yo pudiera

 

ojos negros

little white flakes.

agua en punto detenida

pero siempre

a punto de derretirse.

dedos largos

pero lejos

apartándome de esos ojos

que me meran.

 

little white flakes

grandes ojos negros.

me visita la nieve.

se me huye tu mirada.

white flakes

 

me nievas.

 

Alice Mar