de «descuento», página en blanco y staccato
Publicado: enero 21, 2014 Archivado en: Uncategorized Deja un comentarioAnoche fue la vieja frisa que encontré en el closet
un pretexto de bálsamo para precipitarme al sueño.
Seguí una ristra de clavos y rotitos
verificando al menos que la Biografía del Ángel
no colgaba tu cuerpo desnudo en las paredes.
Le grité al gato negro que no llorara tanto
y me encontré diciendo que no hicieran más ruido tus pinceles.
Por las mañanas preparo dos tazas de café y hablo con el otro
sabiendo que el otro soy yo mismo, entonces barro la soledad
y quito telarañas con un cuidado inmenso
para que mis arañas no sucumban con la ira del miedo.
Me obligo a visitar esa mitad del apartamiento
porque hay que darle vino a las matas para que no perezcan
y vuelvo a la mitad que siempre habito
y enciendo velas blancas frente a Santa Julia de Burgos
y pido que desde la ribera de su muerte
me permita quedarme en esta ribera.
Entonces al final de mi sombra me trepo a la pared
y vuelvo a la mitad que siempre habito
el mítico poeta que pintaste
el mismo que por venir del mar camina sobre el agua
y un aguacero azul hace temblar el frío
y una sombrilla azul hace que tenga alas.
Mirándome te miro
y tanta soledad requiere un desafío de almanaque.
Según dijo un amigo,
que otra tristeza habite tu tristeza para que no estés triste.
Por eso acabo de escribirte este poema.
Manuel Ramos Otero
deus ex machina
Publicado: enero 4, 2014 Archivado en: Uncategorized Deja un comentarioNo me he creído el cuento
de que la nieve se cae del cielo
cuando visitan mi ventana diagonales
abrigando gárgolas de asombro
neoinglés, descreídas y desgreñadas
por el viento.
De la rama de un árbol acaso
resbaladas, posando sobre hocicos de piedra
mientras luz.
Se ha dicho del frío y de la sal
indicando rutas de buena suerte y paseos peatonales,
pero todavía hay que escribirse el reflejo
y los tropiezos ciegos.
La doña de las caderas atraviesa la calle
y me distrae.
Alice Mar